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Los conductos de aire acondicionado son una pieza clave y fundamental para mantener un ambiente fresco, cómodo y saludable. Mantener los conductos de ventilación limpios y sin obstrucciones es clave para garantizar un buen flujo de aire, mejorar la eficiencia del sistema y evitar problemas de salud. Aquí tienes algunos consejos para prevenir su obstrucción:

Limpia los filtros con frecuencia
Es importante revisar y limpiar los filtros del aire acondicionado al menos dos veces al año. Si presentan desgaste o están muy sucios, lo ideal es sustituirlos según las indicaciones del fabricante. Si detectas un posible daño en los conductos, lo mejor es contactar con un técnico especializado para una revisión completa de la instalación.

Mantén limpios los conductos y rejillas
Utiliza una aspiradora con un accesorio alargado para eliminar el polvo acumulado en rejillas y conductos. También puedes pasar un paño húmedo con agua y jabón neutro por las rejillas exteriores. Esta limpieza regular es clave para conservar los conductos en buen estado y evitar obstrucciones.

Evita obstrucciones en las salidas de aire
No coloques muebles, cortinas ni objetos cerca de las rejillas de ventilación. Las salidas deben permanecer libres para permitir un flujo de aire adecuado. Además, es esencial contar con rejillas de retorno en la vivienda, ya que devuelven el aire a la unidad para su recirculación eficiente.

Controla la humedad ambiental
Si el ambiente es muy húmedo, usa un deshumidificador. La humedad favorece la aparición de moho y la acumulación de suciedad en los conductos. Además, ayuda a evitar malos olores en el sistema causados por la humedad ambiental.

¿Por qué confiar en un profesional para la limpieza de conductos?
La limpieza de conductos es una tarea técnica que conviene dejar en manos de especialistas. Los profesionales del sector cuentan con formación específica y herramientas adecuadas para realizar un trabajo seguro y eficaz. Entre los servicios que ofrecen se incluyen:

Inspección del sistema: Detectan posibles fugas, daños o presencia de moho.

Limpieza a fondo: Eliminan polvo, alérgenos, bacterias y otros residuos del interior de los conductos.

Revisión del estado: Verifican que no haya desperfectos que puedan afectar al rendimiento del sistema.

Mantener los conductos limpios no solo mejora la calidad del aire, también optimiza el rendimiento del sistema y reduce riesgos.